Las arañas zombi
El inesperado resultado se obtuvo durante un experimento que trataba de calcular el tiempo que una araña y otros insectos eran capaces de sobrevivir y cuales son resistentes a los ahogamientos. En particular los investigadores querían determinar si las arañas que viven en zonas pantanosas han evolucionado de tal manera que puedan sobrevivir por más tiempo a los ahogamientos.
Científicos de la Universidad de Rennes en Francia recogió tres especies de arañas lobo, dos de las marismas y una de bosque. El equipo sumergió a 120 hembras de cada una de las especies en agua de mar, luego las empujaba con pinceles para ver su reacción, y lo repetían cada dos horas. Como era de esperar, todas las arañas lobo de bosque (Pardosa lugubris) murieron transcurridas las 24h. Las que habitaban en los pantanos (Pardosa purbeckensis) murieron tras 28h y 36h para las Arctosa fulvolineata.
Después de los “ahogamientos” los investigadores, con el fin de pesar las arañas una vez estuvieran secas, quedaron sorprendidos cuando comenzaron a observar los primeros síntomas extraños.
Tras varias horas, las arañas comenzaron a temblar y sacudirse hasta que se incorporaron sobre sus ocho patas. “Es la primera vez que vemos como un artrópodo vuelve a la vida después de haber sido ahogada”, explicó el investigador del proyecto Petillon Julien, de la Universidad de Gante en Bélgica.
Los investigadores descubrieron que la Arctosa fulvolineata que fue la que tomo más tiempo para morir, necesito de apenas dos horas para recuperarse. En la naturaleza, esta especie no evita el agua cuando hay inundaciones, mientas que otros animales escalan por la vegetación para evitar la crecida del agua. Ahora los investigadores especulan que el “truco de esta supervivencia debe de estar centrado en un cambio en los procesos metabólicos, los procesos que proporcionan la energía para las funciones vitrales en el cuerpo, y no necesitan aire” algo similar al coma.
A pesar de este gran “truco” esta araña es posible que no sea la única con esta habilidad, pueden haber muchas especies que utilicen esta misma técnica para sobrevivir.
La medusa inmortal
Estamos ante una invasión en toda regla. Silenciosa, lenta, invisible, pero no por ello menos real. Y está sucediendo ahora, delante de nuestras propias narices y en todos los océanos del planeta.
El invasor es una pequeña medusa, un hidrozoo de apenas medio centímetro de longitud, pero con una característica que la hace única entre todas las criaturas del reino animal. De hecho, de una forma que la Ciencia aún no ha logrado comprender, la medusa Turritopsis nutricula es inmortal.
A diferencia de las demás medusas (y del resto de los animales) Turritopsis nutricula no muere tras alcanzar su estado adulto, sino que es capaz de «rejuvenecer», de regresar a su forma juvenil y repetir su ciclo vital hasta alcanzar una segunda madurez… y una tercera, y una cuarta, y así hasta un número de veces que es, según los científicos, potencialmente infinito.
Turritopsis nutricola es capaz de conseguir esta proeza porque ha descubierto la manera de modificar sus células una vez éstas se han diferenciado. Y de hacerlas retroceder a fases anteriores a su especialización. Se trata de un fenómeno llamado transdiferenciación que se puede ver, por ejemplo cuando un órgano dañado regenera sus tejidos. Sin embargo, para esta especie de hidromedusa el proceso es algo corriente en su ciclo vital.
En pruebas de laboratorio, el cien por cien de los ejemplares de T. nutricula analizados han madurado y vuelto a la juventud decenas de veces, sin perder en esos cambios ni una sola de sus características o capacidades. Los investigadores tuvieron que llegar a la conclusión de que la muerte orgánica es algo que en esta especie, sencillamente, no sucede.
:affraid:
Interesante...